nardos


    Estos últimos días ha regresado el olor de los nardos. Fragancia que me ha traído en bandeja un cúmulo de recuerdos que dejan sabor a nostalgia, alegría, desazón, como es su naturaleza. Es notorio que ese perfume, mas allá del recuerdo, me ha cuestionado, y las respuestas me han tomado por sorpresa, como de costumbre, invadiendo el espacio e imprimiéndose sobre mi propio hedor. Con esto, una veta nueva parece que va floreciendo aquí adentro, que me conecta con una anterior, o con las anteriores, ya no sé, pero deja en paz el cuerpo por dentro.

Basta el recorrido por la Nueva Galicia, de montañas frescas y verdes intensos a cobaltos, el desgrane de las montañas que tapan la carretera, los cafés ennegrecidos de los troncos del bosque al estilo Klimt para tocar esa veladura interna de curiosidad y placer... y ademas desear mas. Las manitas reposando sobre mi, cediéndome toda confianza y seguridad y el jugueteo de ojos mirando al frente derecha, frente izquierda, reconfortan el frescor y abrigan el espíritu.

Esta mañana ha sido por un lado ademas Picassiana, pareciera que andamos en Mougins bañándonos de sal de mar y sol, los cuatro, como antes los dos en las costas del Mediterráneo; por otro lado Sorollezcos que las estampas son muy a su sazón, solo que pintadas en un nuevo lienzo por las aguas azules de Litibu.

Ahora ya en casa, ya sea escribiendo, leyendo, pintando o descansando se respira en este hogar solo el dulce aroma de los nardos blancos y la plenitud del tiempo.

Comentarios

eduardourbiolaituarte ha dicho que…
hay risas que no se escuchan
y sin embargo no son menos risas
no es que reflejen con gran nitidez la exultante alegría
de hecho hay risas qu no dan mas lagrimas
que sonrisas

provocadas por extrañas musas
son risas que se traga el alma
son risas que se han quedado calvas
y sin querer salir se pegan por dentro a uno
tal ves sean momentos mas íntimos
que el espíritu no quiere dejar ir.

Ayer se me metió una de esas risas
y del atraganto me eche a llorar
Será que de sentirse bien el alma pena?,
será que nos da por recordar?
que como trashumantes vamos por el mundo
sabiendo que venimos y nos dirigimos por cierto a otro lugar
del que nada conocemos.

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