La dame aux camélias
La primera vez que vi La Traviata me deslumbró, fue como
esas primeras experiencias sustanciales que
te da la vida: el primer beso, la primera vez que te enamoras, la primera vez
que vas a Europa. Quedé muy impactada de
las emociones y sentimientos de Violetta y Alfredo logrados con la música
quedando profundamente enamorada de la obra y con hambre de conocer más obras
operísticas, fue una puerta muy importante en mi camino. Tenía el conocimiento
de que estaba basada en La dama de las Camelias de Alejandro Dumas, pero esa
información era como saber que fuimos la Nueva España y pensar que prevaleció
la cultura indígena en nuestro mestizaje, es decir, solo información almacenada
que hasta al haber ido a España fue cuando entendí que somos tan occidentales en nuestra manera
de ver las cosas como obviamente tenía que ser después de 300 años de vivir
como colonia. Pues me ha pasado lo mismo esta vez. Comencé a leer la Dama de las Camelias más
por curiosidad que cualquier otra cosa, mientras los Romeos hilan con las
cortesanas, la luna se detiene a
contemplar como sube la marea y la noche moja lo que toca con su típico
silencio. Poco a poco me fui adentrando
en la historia al reconocer tan fielmente a Violeta en Marguerite y a Alfredo
en Armand, hasta quedar completamente empapada y extasiada por ellos y sus sentimientos.
He terminado ya, y he quedado, al leer las últimas cartas y
cerrar la última hoja, completamente muda desde lo más profundo hasta lo más
superficial de mí, con un halo negro de tristeza al ver aún mayor el drama y
destino de los personajes… con su aroma
a flores y su desdichado buqué, y tras haberme recobrado minutos después no
puedo más que ponerme de pie y aplaudir desde mi mesa y mi banco con mi propio
ramo de camelias y bombones de chocolate que he tenido suerte de escuchar casi
doscientos años más tarde..
Comentarios
pero me guata mas cuando te veo
pues eres hermosamente violeta en karla