regresión



Antes de la llegada de los españoles se presumía que el pueblo azteca tenía ya fama  por su agresividad y sacrificios. El derramamiento de sangre por parte de los sacerdotes o de las víctimas humanas o animales, la ofrenda de corazones para nutrir a dioses era un acontecimiento cotidiano. Los prisioneros capturados eran generalmente guerreros enemigos de poblaciones cercanas, eran desollados después de muertos y su piel era utilizada por los sacerdotes para personificar al dios poniéndosela encima. Había otras maneras de ritual además de la extracción de corazones como la decapitación, despeñamiento desde un templo, flechamiento, encerramiento en cuevas, ahogamiento, y lucha ritual.  El tzompantli por ejemplo ha quedado en la historia como un legado de la cultura precolombina, esos grandes muros construidos con cráneos como trofeos o los impresionantes cuauhxicallis o vasos de corazones hechos de piedra que vemos en los museos de antropología. Tras la conquista, la culturización, emancipación y el periodo de ser la Nueva España que fue la que conforma en gran parte nuestra manera moderna y contemporánea de ser mexicanos nos brinda una visión y un pensamiento occidental pese a nuestro mestizaje. Nuestra manera de entender el mundo y de entendernos en él es más proclive al formato europeo, es el que prevaleció en nuestra estructura y así se ha vivido durante mucho tiempo.

Gradualmente México ha vuelto a tornarse como un pueblo rojo, ensangrentado como escenas descritas por Bernal Díaz del Castillo.  Ya no basta con ver muertos colgados en puentes peatonales, toparse con un trozo de brazo o pierna en alguna avenida principal, escuchar historias entre pasillos de gente que ve cosas o que es afectada por “la mafia” o “el político”, ya no el “ladrón de banqueta”. Las noticias se han convertido prácticamente en una nota roja y todo mundo habla de ello. La política ha perdido total credibilidad y confianza en la ciudadanía mientras nos enteramos de saqueos y muertos, de autoridades embarradas hasta los huesos con mafiosos, historias empapadas de sangre y poco sudor. La justicia es totalmente subjetiva y arbitraria. La democracia ha cambiado de concepto. La policía y la milicia asalta y asesina, hasta las muertas de Juárez han dejado se ser una atracción escandalosa convirtiéndose en tema menor. Se ha utilizado nuevamente a la muerte como estandarte paseando muertos como banderas, trozos de entre esqueleto y musculo, y es que matar y soltar los cuerpos por ahí es como deshacerse de una mascota o de la basura por cualquier injustificada razón.

Por otro lado, las festividades del Día de Muertos próximas a celebrarse traen como cada año el pan de muerto, un pan con forma de huesos como una leyenda de sangre y azúcar, con olor a ofrenda, las calaveras apiladas, los altares con flores amarillas y las velas, la mezcla de lo católico español y lo prehispánico, y que el mexicano ha tomado como “historias antes de dormir”, “cuentos” pero que ya no se ríe de la muerte como un mero evento de tradición. 
¿Cómo afecta todo lo que estamos viendo y viviendo nuestra visión hacia la muerte, cuando vemos cuerpos tumbados en el suelo teñidos de rojo? ¿Qué sigue ahora, el canibalismo o el vaso de corazones pero ahora como culminación de la barbarie humana, de absoluta apropiación? ¿Cómo afecta nuestro entendernos en el mundo este contexto ensangrentado?, ¿Qué le pasa hoy al mexicano que nos sabemos vulnerables y desprotegidos, que nos sentimos impotentes, abusados y agraviados todo el tiempo frente al horrible desorden?, que sabemos que seguirá no pasando nada aun hagamos 1000 manifestaciones y acostumbrándonos a las escenas viendo que algo peor se avecina, que no sabemos qué hacer con esto ninguno de nosotros, ¿Qué pasa hoy en el esquema moral  y la psique del ciudadano mexicano?. ¿Hacía donde se construye hoy nuestra identidad? ¿Qué más tenemos que ver para respetar lo más íntimo de nosotros que somos nosotros mismos?









Comentarios

eduardourbiolaituarte ha dicho que…
es una escición de la concienci colectiva.
no lo puedo ver ya de otra manera. es una especie de huida de la realidad y contarnos entonces el cuento de que todo es una especie de chiste de niños y na cruda y espantosa realidad
como comer pan de muerto y ver en las noticias con tu cfé que se han comido a unos cristianos y que a otro lo han desollado. como se puede vivir al mismo tiempo las dos cosas
yo no se
Unknown ha dicho que…
yo no lo entiendo, esto me super rebasa

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