infancia
No hay que recordar, no hay lugar
aquí para la memoria, pues solo el presente ha venido.
No hay que buscar el dolor, pues
tampoco hay lugar para el sufrimiento.
Es como estar en el cielo, pero
sin dioses, sin construcciones ni castillos. Es como estar entre nubes, sin
gravedad, solo suspendidos como burbujas.
Podría decirse que sus ojos
brillan como estrellas en la oscuridad, pero las estrellas no alcanzan su luz. Podría
decir quizá que sus sonrisas iluminan como el sol, pero ni el sol posee tal
fuerza.
No es un idilio, no es felicidad,
no es la monocromía, la visión o la razón de la vida adulta.
Y es que he estado ahí frente a
lo más bello que el humano puede ser, y absorta he quedado.
Deslumbrantes son sus ojos
mientras la idea brilla, las alas de la brisa acarician sus mentes permitiéndonos
ver la expresión de la calma y la frescura.
La pureza de la inocencia se exprime como jugo a través de sus dichas
cortas. Y un centenar de mariposas blancas que revolotean sin parar salen de
sus pequeños estómagos permanentemente regalando sonrisas, sudando vida,
sudando vida!.
Maravillada quedo por la belleza de sus símbolos, percepciones, su emoción y encanto. Ese su mundo lleno de trajes y colores. Lo interno mío no puede sino estremecerse,
va mas allá de mi, solo sucede.
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