apunte del hombrecito gris.

Y así contaba las horas el hombrecito del traje gris, tratando de recuperar la vida que se le fue, tratando de hacer llegar lo que esperaba, y ahí estaba entonces, siempre mirando al reloj.
Algún día tuvo un instante de amor, alguien le dijo que solo podía enamorarse una vez en la vida y él no hizo más que guardar luto a ese amor que un día partió. El amor perduro en su memoria enriqueciéndose cada minuto de imágenes nuevas pintadas por la imaginación. Tuvo dolor y tuvo penas, nunca las olvido pero pudo echarlas en un saco bien guardaditas y así las colgó al hombro.

Y así contaba las horas el hombrecito del traje gris,  vivía en las sombras del sueño desligado del todo, solo con él mismo como su acompañante eterno caminado como los caracoles por las banquetas calientes, apacible, sin quemarse.
Podría vivir en cualquier lugar, la escenografía es irrelevante pues no hay sitio que ilumine su estampa, él solo es gris, no podría ser de otra manera.


Contaba las horas, los minutos y los días en su pequeño reloj de mano,  a sabiendas incluso que no volvería lo que se fue, a sabiendas que lo que habría de ser siempre se ignora y no hay remedio. 
Solo contaba las horas, esperando, a la expectativa de que el cielo se juntara con el mar entendiendo aun que eso nunca iba a pasar.

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