... de las cartas de amor...

Las cartas de amor son ridículas, mas en estos tiempos de redes sociales y mensajería instantánea. Y es que quizá el terreno de lo afectivo siempre lleva su dosis de ridiculez, y aunque muchos intenten ocultarlo y ponerse la careta de "no siento", o "no me interesan esas cosas", es una de nuestras necesidades mas transcendentales y profundamente existenciales del ser humano, tanto, que podemos llegar al clímax de la gloria o a la angustia y ansiedad que nos provoca la larga espera de un mensaje, de una llamada, de un símbolo de interés, y aun en nuestro mundo contemporáneo en el que hemos creado nuevas maneras muy prácticas para buscar y tratar de saciar esa necesidad que superficialmente parece muy física, o social, pero que tiene hilos amarrados en un lecho mas intimo y profundo. 

Hay momentos en nuestro día en el que uno se encuentra solo, o busca estarlo. Esos momentos donde uno se desviste de todas las prendas que cubren, disfrazan u ocultan nuestras imperfecciones, nuestro verdadero ser, donde nos sentimos vulnerables, esa intimidad  que solo se muestra a uno mismo, o a muy contadas personas. En esos momentos antes de dormir, de terminar el día con un suspiro, ¿a quien se busca?¿en quién se piensa?, o ¡¿es al espejo?...

Cuando nos preguntamos sobre el amor, la vida o la muerte viene una sensación de estar parado frente a algo que no se acaba de entender, y nos llena de curiosidad o incertidumbre, independientemente de la postura que tomemos frente a ello, no dejará de ser uno de esos puntos en dónde todos nos encontramos.

Frente a esa necesidad tan apremiante está el temor justo a involucrarse, a enamorarse. Hemos aprendido a ver al amor como una fatalidad necesaria que,  al igual que el deseo,  nos mantenemos entre la sed y la sobre mesura, por si acaso, para no tener líos... pero no es más que otra de nuestras falsedades. ¿Por qué temerle tanto a algo hasta evitarlo en vez de afrontar y entender la razón de nuestro temor y trabajarlo en uno mismo?, ¿ no es mejor enfrentarlo y buscar soluciones??. 

Algunas personas me han dicho que el amor acaba tarde o temprano, yo voy más con la idea de Eric Fromm, es decir,  no nos han enseñado a  amar, a relacionarnos y uno con total libertad puede aprender a hacerlo, como un arte.  Utilizo la metáfora de la planta como símbolo de ese lazo afectivo trascendental. La planta como  representación tangible de la vida. La planta no morirá si la cuidas, si la alimentas, y eso implica de uno aprender a hacerlo. El amor, la amistad y demás manifestaciones afectivas acaban cuando uno  decide que se acaben, más consiente que inconsciente se decide alimentar, dejar morir o matar a la planta por algún beneficio mayor. Cuando nos sentimos cómodos y felices con alguien ¿Cómo atendemos las relaciones? ¿Esperamos pasivamente o salimos de nosotros mismos para aportar? ¿Qué tan honestos nos permitimos ser?, según sea nuestra respuesta es como establecemos la relación. 

Ser honesto puede ser difícil también, enfrentar al otro a hacerle ver nuestro desinterés o aversión implica valor, como sopesar el rechazo cuando se está del lado de las palabras que caen como balde de agua fría. Son posiciones que más vale decidir vivirlas y aprender a sobrellevarlas, en las que uno se encontrará en la vida en un lado o del otro una y otra vez, según el caso. 

El amor está en el debate entre aceptar lo efímero y aspirar a lo eterno. Todos necesitamos como beber agua o alimentarnos construir y sostener esos lazos, aun se quieran evitar con parquedad o se disfracen de "solo erotismo", fruto de la consciencia.

Y en esta ansia por alcanzar el amor, estamos manteniendo viva,  fugaz, pasional la ilusión o la relación  que nos hace sentirnos que todo tiene un sentido, que le somos importantes a alguien, que le somos atractivos, que no estamos solos, que existimos y que nuestra existencia tiene algún dejo de trascendencia.

Las cartas de amor son ridículas, porque hablan de todo lo anterior, y de mucho mas, pero esas ridiculeces como nos alimentan el espíritu, mucho mas allá en nuestra vida práctica y funcional. 

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