Del abono a la monstruosidad...

La única manera de resolver los problemas es enfrentarlos. Reconocer la realidad, acercarse a la verdad, cuestionarse, analizar y enfrentarse a ese proceso es lo que nos puede ofrecer las posibilidades en la resolución de los problemas, en la posibilidad de imaginar modificar estructuras de funcionamiento y comportamiento del individuo  y la sociedad toda.  

Echemos un vistazo a nuestra realidad.  Todos vemos los males y atrocidades de este enorme monstruo que nos deja perplejos. Hablamos de ello no solo por que nos sorprende sino porque nos afecta. Porque trasgrede lo que aun nuestra moral, y el sentido común nos señala como un "esto no debe ser".   Asesinatos, muertos, arbitrariedades, abuso, impunidad, corrupción, negligencia, son palabras que nos han sido tan cotidianas cada vez con mayor intensidad que hoy ya no significan. Estamos frente a una inmensa neblina de incomprensión que aleja cualquier razonable posibilidad de solución a nuestros múltiples  y complejísimos problemas.  A la carencia e incapacidad que cada vez se hace mas presente en las instituciones de este país y de ahí se riega. Verlo tan solo como "una queja" queda muy pobre, el panorama es muy desesperanzador. Pero no solo es el poder político y económico  quien construye una nación, sino también su sociedad, y es aquí donde no encuentro fichas que acaben de completar el entendimiento de lo que nos lleva a seguir alimentando a ese monstruo que cada vez con mayor voracidad nos agrede y nos extermina, finalmente los actores políticos vienen de su sociedad.  ¿Qué parte del enorme tejido venenoso que hemos generado, no con una malvada  y racionada intencionalidad destructiva (quizá muchos actores políticos, criminales, hombres poderosos si actúen con premeditada perversidad), pero, pensando en que la gran mayoría de la sociedad no ha actuado de mala fe sino coadyuba en el mal dejando pasar las cosas sin medir consecuencia ninguna, acostumbrándose, o peor aun negando la realidad,  minimizando los daños o perjuicios, volteando a ver otra cosa mas que no angustie, que no estrese, que no sea tan oscura como la realidad?. Una realidad que esta ahí, dejando crecer monstruos.

Un sistema que inmuniza a sus miembros contra la realidad de lo que es cometido y contra la inhumanidad de sus códigos y los vuelve cómplices de su opresión mutua, fundada quizá en la ausencia de pensamiento,  en la ignorancia, en la incapacidad para juzgar con razones y hechos, esta superficialidad, esta falta de profundidad, la pasividad y la rutinización del "torear" o como decimos "darnos atole con el dedo" unos a otros por pretender que obtendremos un beneficio inmediato o a corto plazo (personal, psicológico, o de cualquier índole), tan insulso o importante como sea,  es lo que permite el alimento perfecto para el mal absoluto. "Hacer las cosas bien", enfrentar al otro, comprometerse y decir lo que uno piensa, quiere o puede dar, reclamar frente al abuso, daño o irresponsabilidad, ser solidario y sobre todo darle valor preponderante a la vida, es lo que podría limpiar las dinámicas en nuestras relaciones, y suena bonito, pero ¿Cómo ese precepto puede ser real en la sociedad que no sabe actuar de otra manera por condición histórica, entre otros profundos factores?

Pero, ¿Cómo es que dejamos pasar las cosas?.. Cada individuo como cada sociedad establece un orden, reglas de comportamiento que le ofrecen un beneficio común, un status de orden y seguridad, y construye esquemas y sistemas que procuren la perpetuidad de ese orden.  Un orden que se sostiene mientras todos los miembros de la sociedad misma obtengan un beneficio común. En el momento que a una sociedad ya no le funcionen esas normas buscara modificar o construir nuevos ordenes que mejor le acomoden, siendo así,  ¿Por qué y donde funcionan los totalitarismos, las autoridades abusivas?.. 

Los canadienses, los españoles, los americanos me dicen que en todas partes ocurre, mejor no hablar de ello porque nos amargamos, pero aun en los medios organizativos de cada sociedad, en sus bondades y vicios, hay sociedades mas sanas que otras, como analogía, las relaciones humanas, una pareja, una amistad, una relación familiar puede ser tan sana e insana como los integrantes lo promuevan y lo construyan. Entre mas mentiras, mayor desconfianza, posesividad, falta de respeto, mas descompuesta estará la relación, por el contrario la transparencia, la verdad, la confianza, el respeto, el cuidado promoverán relaciones mas sanas y tendrán mayor capacidad en la busqueda de las soluciones a sus problemas y mejores soluciones. 

¿Cómo promoverlo? ¿Cuál es el beneficio común e individual que la sociedad le encuentra a sostener el esquema del abusivo que la sobrepasa una y otra vez de manera indigna? ¿Qué queremos entonces como sociedad?. Siempre tenemos la libertad y posibilidad de decidir poner freno y reconducir los esfuerzos hacia un otro sentido, sin embargo, entre mayor dejemos crecer al monstruo mas complicada será la salida y las consecuencias pueden ser devastadoras.  La búsqueda hacia sociedades abiertas, incluyentes, democráticas será siempre lo que nos llevara a dinámicas mas sanas, a favor del desarrollo, pero para ello es necesario ser individuos abiertos, incluyentes y demócratas. ¿Qué queremos?.. La realidad siempre nos alcanza, la verdad siempre estará en el mismo lugar decidamos verla o taparnos los ojos, y las consecuencias estarán presentes sea cual sea nuestra decisión personal y colectiva.

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