De memorias y construcción de la historia...

He tenido siempre una relación extraña con mi pueblo. No he podido nunca desarraigarme de sus calles de cantera rosada en las que crecí. Y cada que digo esto, mi memoria me lleva al momento en que las tardes eran salir de mi clase de música de la vieja casona de la calle de Hidalgo y atravesar el centro para llegar al Jobito, que aun era vecindad, y observar cada puerta y cada personaje, viejos muy viejos casi todos,  con sus colores y olores extraños,  para salir al jardín de la madre por la puerta trasera del edificio y llegar al changarro de mi mamá justo frente a la Alameda. Ese recorrido me acompañó tantas veces, que aún esas  mismas calles que he vivido de mil maneras a lo largo de mi vida, me regresan inexplicablemente a este momento de mis diez u once años. 

El centro es lo que teníamos. Ahí paseábamos, nos encontrábamos, ahí pasaba todo, era como una pasarela, cada salida era una subida al escenario. Así que el como te vestías y lo que portabas era el como te presentabas al público, casi casi, y saludabas a todos los conocidos muy cortésmente. Cuando querías pasar desapercibido,  simplemente no cruzabas por la calle de Hidalgo, quizá si por sus callejones aledaños. 

Así crecí en mi pueblo de cantera rosada y cielo azul intenso. Y hay millones de historias que puedo contar, como todos. Pese a mi extraña relación de cariño y de pertenencia al lugar, al igual que mi desconcierto  con sus formatos de dinámica social, siempre estoy volteando a ver a mi Zacatequitas espinudo color de tuna.. al igual que atenta a lo que sucede en el país todo, pues aun no coincido con ciertas dinámicas culturales y pensamiento, es mi tierra, y sigo con la ilusión de que algún día podamos vivir de maneras mas dignas, por utópico que parezca para muchos o lejano que hoy se vislumbre. Como mi historia y mis memorias hay millones que cada uno de los habitantes de este país tiene, de mi generación y otras anteriores o posteriores, pero es inevitable ver lo lastimado, vejado, golpeado, lacerado de nuestra patria, sus valores, sus ideales, incluso significados conceptuales. Inevitable ver el mal momento en que esta nuestro país y el rumbo que parece que ha tomado y sabe dios quien pueda detenerlo o como. 

En algún periodo de mi historia nos encontramos en España, con muchos sueños nos instalamos en una casita de campo al lado de un río, en el norte, en la tierra verde. Aprendí mucho y me reconocí como mexicana con mucho orgullo e ímpetu de querer no solo ser un pasivo receptor de culturas, como veía a nuestro país sino tener la potencia de poder imprimir nuestra cultura en el exterior, de enterarles quienes somos y las maravillas que tenemos, toda una romántica. Conocí a Carmen, nuestra casera, una vieja de mas de ochenta años que me miraba con mucho cariño. Me miraba a los ojos emocionada de mis sueños de veinteañera mientras ella me contaba sus historias de migrantes por horas, me fascinaba. En la aldea y en cada pueblo se sentía la historia todo el tiempo, seguían convirtiendo verbalmente los euros a pesetas a la hora de comprar en el mercado o en la taberna, seguían ruborizándose con ese aire de tristeza cada que hablaban de la guerra civil y el franquismo, seguían los mayores, evitando hablar, contrariados de ver a los nietos en su comodidad y ensimismamiento de generación contemporánea, en una supuesta bonanza que les duro poco. Muchas historias oímos de la guerra. Carmen me daba todos los detalles de la dictadura, de su huida a Argentina y su establecimiento en Venezuela, donde crecieron sus hijos que regresaron repatriados a España a inicios del siglo XXI, quienes nos alquilaban la casa. No se puede entender tanto el proceso de la guerra civil y la dictadura franquista hasta que  hablas con la gente y te cuenta sus historias, ves sus lagrimas y la huida de sus recuerdos. 

Lo traigo a colación quizá con el tinte del temor de lo siguiente en la desestabilización de mi país. Es terrible ver como territorios completos, se han convertido en campo de batalla entre grupos criminales, como desalojan aldeas y secuestran niños y adolescentes para ponerlos al servicio del crimen organizado, que parece estar mas organizado que el mismo gobierno. ¿Cómo se puede ser tan cruel para velar por el interés personal a costa del desmadre de una sociedad, a costo de sangre y fosas llenas, a costo de hacerse de la vista gorda por privar intereses personales?. Y quizá suene exagerado pero estas dinámicas adquiridas no son cosa de solo este tiempo, lo hemos visto repetido miles de veces en distintos tiempos y posiciones geográficas. Hemos normalizado la barbarie, volteando a ver cualquier válvula de escape como el consumo que nos tiene entretenidos y aislados fugazmente de la nauseabunda realidad, como  expresaba Hanna Arendt en la "banalidad del mal", sobre que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos, sin preocuparse por las consecuencias, en ese caso, solo por el cumplimento de las ordenes, en este caso, por el beneficio momentáneo que creen que obtendrán. 

Estamos viviendo  la indiferencia como cotidiano, la impermeabilidad,  hay una cultura del conflicto que nos hace pensar solo en nosotros mismos, nos hace vivir en burbujas, cómodas pero frágiles, nos acostumbramos y banalizamos el sufrimiento de otros, pensando que mientras no nos afecte no importa. Nadie se siente responsable de nada, alguien mas tendrá la culpa, pero la impunidad en mas del noventa por ciento demuestra que no hay responsabilidad ninguna.  ¿Quién es responsable entonces por toda la sangre derramada?, ¿por los cuerpos inocentes que terminan en fosas?, ¿por las mujeres violadas, desaparecidas o hechas trizas?, por los migrantes secuestrados y obligados a servir al crimen?¿ por los migrantes que huyen buscando oportunidades?, ¿por la enorme cantidad de pobreza extrema?, ¿Quién es responsable por una supuesta clase media que apenas respira con la nariz fuera del agua?, ¿por los muertos por una pandemia fuera de control, casi imperceptible pero con notas de cruces negras en ya miles de conocidos?, por los saqueadores y mafiosos disfrazados de políticos y servidores públicos que no tienen como principio la administración publica sino la personal? 

Mientras sigamos con el "yo no tengo nada que ver con eso", o el "la culpa es de sabe quien", cuando seguimos con que nadie es responsable, la responsabilidad es de todos, y somos nosotros quienes tenemos ahora que buscar como salir de nuestros problemas y no permitirnos lo que hoy nos permitimos y que seguro tiene consecuencias que no querremos vivir. Velar por el bien común y la civilidad es el chip que nos tenemos imprimir para empezar, que todos tenemos memorias que nos importan de nuestros pueblos, nuestros hijos ya tienen las propias. ¿Qué es lo que estamos construyendo para mañana?... Podemos hacer un pequeño esbozo de reflexión y decidir modificar muchas de nuestras conductas, finalmente es hoy cuando se construye la historia...


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