pétalos de invierno.

Ha corrido mucho el viento en estas últimas semanas. Los días hicieron presente su invierno de granizo y frente frío que de vez en vez se olvida con el radiador y las buenas compañías.

Ya regresando al olor a sal y al romper de las olas, regresas otra vez, has transformado hasta este espacio, o más bien el de lo interno de uno que siempre se queda pensando, y es que hay flores que se marchitan con el tiempo, otras secas caen al suelo sin que nadie las note, otras como tú vas desojando lentamente tus pétalos humectando los días y la temporada que has ido pintando de un negro a gris y que va a cada vez más claro.  Ya no llamas, ya no escribes, ya no vendrás este enero como lo anunciaste, ya no habrá más Litibu para ti, ni abrazos ni sonrisas, ni cuentos, ni jamón serrano, ni pistaches, ni discrepancias.  Ya no hablarás de todos y cada uno de tus importantes, ni te pondrás seria con determinantes comentarios, ni me darás tus consejos del mundo femenino, ni sonará la relatoría de tu pasado.

Hay flores que tienen algo que dejan en los demás, que es su ausencia la que se hace presente, y que deja ver que no solo mueren sino con ellas un cachito de uno se ha perdido quien sabe dónde. 

Ay mujer! si vieras el campo dorado que sin querer has dejado, el mismísimo sol se quitaría el sombrero.