Exigidos.




Yo soy una mexicana más que ha ido viendo toda esta descomposición social provocada por el vacío de poder que impera desde hace ya tiempo y por una dinámica individualista que hemos cargado desde hace mucho, promovida convenientemente por nuestros gobiernos de todos los partidos históricamente.  Digo Sí salgamos a solidarizarnos con las víctimas, es espeluznante que la autoridad golpee, destruya, mate, descuartice, queme personas, robe, viole. No podemos permitirnos como sociedad lo que paso en Ayotzinapa, que la policía haya cometido actos tan crueles, brutales y sanguinarios. Usar como estandarte un cuerpo desollado para amedrentar, no podemos olvidarnos de eso. Nadie lo merece. No podemos sentirnos protegidos por servidores públicos de todos los niveles que actúan como el crimen organizado y que en muchos casos forman parte de ellos. No podemos seguir permitiendo andar entre balas pisando cadáveres en nuestras avenidas, ver cuerpos colgados a plena luz del día, escuchando balaceras, oyendo rumores entre pasillos, mudándonos de país, viendo una y otra vez como la corrupción carcome las venas de lo que nos queda y no nos satisface. No podemos vivir en un lugar donde la tragedia se ha convertido en normalidad y menos acostumbrarnos por terminar justificándola. No merecemos vivir en un lugar donde los derechos fundamentales se quebrantan cada segundo.  Yo no me acostumbro y no es este México el que quiero ofrecerles a mis hijos.
Sí, hagamos lo que este a nuestro alcance para ayudarnos como sociedad y forzar a los gobiernos a que cambien su esquema y sistema político. Informémonos y analicemos lo que va ocurriendo.
No perdamos el tiempo en extremismos absurdos, en hacer bandos,  eso no solo no ayuda sino coadyuva como la incapacidad del gobierno en turno en engrandecer la bola de nieve de un panorama futuro muy gris. Manifestar nuestro desacuerdo, exigir, defender nuestros principios es un acto político de una ciudadanía abierta, consiente y valiente. La anarquía y el vandalismo son todo lo contrario.  

Así como es condenable la arbitrariedad de la autoridad y la impunidad, son igualmente castigables los actos de vandalismo que agreden  la manifestación legítima. Respetémonos. Manifestarse no significa agredir. Defender nuestros derechos humanos nos obliga a respetar los de los demás. ¿Cómo criticamos entonces el abuso de autoridad siendo abusivos? Estamos todos exigidos.

Comentarios

eduardourbiolaituarte ha dicho que…
convencido de que somos nosotros los primeros obligados y responsables de nuestro cambio
este video lo confirma
https://www.facebook.com/video.php?v=773403849371345&set=vb.209428235768912&type=2&theater

Entradas populares