caminata vespertina



Andado por la playa, sábado en la tarde de caminata larga por terrenos no conocidos, pienso mientras saboreo las risas y tenaces preguntas de mis saltimbanquis que ya quieren entenderlo todo,  pienso mientras contemplo sobrecogida el cielo como desgarrado por una mano enorme que ha mezclado todo dejándolo manchado de azules morados a naranjas. El agua con más movimiento que de costumbre, no han sido más los paisajes Sorollezcos gracias al desfile de huracanes, y se viven sus  olas ajetreadas pero cadenciosas a la vez, en sus compases que forman un crescendo y decrescendo que me llevan a recordar y sentir la obertura del Tannhäuser Wagneriano mientras en mis pensamientos sigue la dicha de estar ahí impresionada, viéndolo todo, absorbiéndolo todo, comiéndome el mundo lentamente para paladeardo por completo, y después pienso.  


Pienso en lo que imprimo y quiero dejarle a mis saltimbanquis, en mi sol, en amistades, en quienes quiero enamorar, en humanidad, en decir cuánto vale permitirnos abrir el pecho, salir y ser, como los niños, como es el mar, como es la luz, como es lo natural… y así pensando, regresamos a casa, al ver el completo espectáculo del atardecer del camino con nuestros agotados pies bañados en arena y agua salada, sin teorías, siendo y estando ahí para guardar el momento en un suspiro y sacarlo en este momento que escribo.

Comentarios

eduardourbiolaituarte ha dicho que…
wow.
las palabras solo manchan lo que has dicho
mas bien callado me quedo
viendo todo el espectaculo que has sido

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