a mis compatriotas

México va dejando de ser el Tequila, las rancheras, el mole, el colorido de nuestras artesanías, los tacos, nuestras ciudades coloniales y recursos naturales donde encontrabamos la alegría y el orgullo, hace ya tiempo que los mexicanos vivimos con el nudo en la garganta, o fingiendo indiferencia frente a la cantidad de noticias amenazantes que se agolpan una con otra para formar parte de nuestra cotidianeidad, como me han dicho: "no pienses en eso y mejor ve lo positivo" .. nunca pensamos que ocurriría la colombianización de México, esas cosas solamente pasan en otros países, y sin embargo, aqui estamos y aunque hemos vivido protegidos de milagro, nunca pensamos, o al menos yo nunca pensé ver tan de cerca guerrillas, desintegración social, secuestros, narcoviolencia, connacionales huyendo de su tierra, negligencia e ingobernabilidad. Hace todavía año y medio me preocupaba la crisis económica que me había regresado a mi país, ahora descubro que era una preocupación en balde, pues lo verdaderamente apremiante y temible es esta crisis moral, de inseguridad e insertidumbre que estamos viviendo.

A medio año del aniversario del centenario y bicentenario vale la pena hacer un alto y analizar hacia donde vamos, donde y como queremos estar hacia el 2021 (fecha recurrente en nuestra historia) , como gobiernos responder a las necesidades reales de la sociedad, aunque parezca imposible y enfrentar las amenazas que atentan contra nuestro derecho a vivir en un país seguro. A nosotros, los ciudadanos nos toca hacer bien nuestro trabajo, comprometernos con nuestro país cooperando y solidarizandonos entre nosotros, dejando de lado el clasismo absurdo, la envidia y la flojera, y el ponernos el pie los unos a los otros, y mira que es difícil que desde la familia se empieza. Tenemos que aprender a trabajar como equipo, dejar a un lado el individualismo y el pelearnos por un hueso. Urge un cambio de chip, de sentirnos realmente orgullosos de nuestra raza, de nuestro mestizaje que es donde esta nuestra identidad, no teniendo un falso orgullo de presumir frente al extranjero o al ver un partido de futbol y en el día a día vivir lo contrario discriminando al pobre o al indigena.

Me siento un poco impotente al pensar esto y verlo casi imposible, me siento impotente al estar en esta precariedad y tener las unicas herramientas que son mi voluntad, mi trabajo y mis sueños, sin embargo veo que es lo que podemos hacer, no votando, no gritando viva México, sino comprometiendonos, creando el país que nos hace llorar de gusto y orgullo, no de miedo.. aunque ya no lo vivamos nosotros, pero dejando un mejor hogar a las futuras generaciones.

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