A medio día

Medio día. ¿Qué puede ofrecerme la permanente fiesta del corazón del pueblo? ¿Las miradas esquivas y sonrisas tiesas otra vez? ¿La constante apatía y el desdén? ¿ La rabia, la envidia?

¡Es menester abstenerse! No corromperse con el delirante licor que embriaga sus mentecillas, y los hace prisioneros, lamer el sudor del verdugo, su ira, masturbarlo hasta que este los tome por los cabellos apartándolos de su camino… aguantar por la gota de agua que calmara la sed. Infelices mediocres, ¡Que degradante!.

¿Llorar lagrimas amargas?, ¡No!. Que las gocen aquellos a quienes les vienen bien, que ni en sus amaneceres, ni en sus noches no saciará así la vida ninguno de mis anhelos, ni los mas profundos. Tampoco calmara mis angustias.

Seguir andando, refugiarme en esa música, en ese dueto de voces, de risas. Este cosquilleo que reside en mi pecho agita lo más íntimo de mi ser, alborota mis facultades, lo que nada puede matar de fuera. Ahí viene la calma, mi mejor huésped. La tomo del brazo, y con mi música susurrando entonces soy libre.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
antes que nada permiteme felicitarte por la obra tuya que he tenido oportundad de ver en tu pagina, encuentro similitud en las palabras que expresas en varios de tus escritos, el color que integras en todo es bastante agradable, y como amante del art nouveau dejas un buen sabor de boca en hora buena y ha sido un placer admirar tu obra
ivan arcipreste m.

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