De los monstruos...

Parece que realmente esta en juego nuestro destino como nación, y supongo que ni muchos de los actores principales que enarbolan y llevan dirección tienen todavía la capacidad de ver el enraizado y consecuencias de este desenlace, supongo que tampoco una amplia proporción ciudadana, quisiera pensar que si, y no solo la inercia o el beneficio inmediato es lo que motive sus decisiones.

Vivimos acostumbrados, no solo desde nuestros bolsillos, sino desde  nuestra dinámica social en una suerte que ha descendido estrepitosamente a zonas tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la decadencia, el espanto y el horror registran profundidades muy difíciles de comprender y asimilar. La política ha sido capturada por insensatos faltos de escrúpulos, déspotas autócratas nublados de orgullo, sadismo, regocijo del dolor del otro, o en su defecto indolencia, ignorancia, brutalidad, el caldo perfecto  de la estupidez humana en extremo destructiva, comprobado en la historia humana miles de veces. 

A donde vamos dirigidos por los violentos, por quienes hacen daño mediante la fuerza o la impunidad con  el poder del Estado en sus escenarios donde el poder económico ha logrado encubrir y poner en boga en la sociedad la cultura del abuso y la degradación, lo que sea por obtener el poder que da el dinero, que se ha convertido en el medio de preservación e imposición de la existencia misma, donde lo vomitivo, el vicio y la muerte se ponen en un altar. Ríos de sangre hirviente y nauseabunda a una patria ofendida por crímenes atroces, donde se alteran los registros para tapar el sol con el dedo y seguir toreando a la aturdida y cansada bestia social carente de sentido común, enferma de ignorancia y miras a corto plazo. La atrocidad  se ha tornado monstruosa dejando un trono barnizado de impunidad, y, o  nuestra conciencia moral ha descendido a nivel tribal o no podemos aun admitir que el secuestro, el asesinato, la tortura, la amenaza sean la manera de resolver los  asuntos del día y salirnos con la nuestra. 

No debemos normalizarlo, no debemos otorgar el triunfo del mal, no debemos asumir que ahora "lo normal" es vivir en un pueblo indolente, indiferente, descompuesto, destruido, ensangrentado. No debemos olvidar nuestra historia ni perder la memoria de los derechos obtenidos y de que es lo que nos tiene hoy en día aquí a muchos de nosotros, hombres y mujeres con libertades para decidir nuestras vidas, con la aspiración a una vida  donde podamos desarrollarnos, que nos permita crecer, que ofrezca dignidad al trabajo y reconocimiento al esfuerzo, y consternados por lo que viene por delante, y la dirección en la que vamos con la incertidumbre en la frente. ¿Cómo dormir con la conciencia de saber que los muros de este país están llenos de sangre y fosas clandestinas?, ¿ Cuales son las respuestas para salir de este pantano y ganar terreno en la democracia?. En ello tenemos todos una responsabilidad, aun los monstruos que avasallan y capturan pueblos a base de amenazas, promesas y fuerza sean una batalla completamente difícil de enfrentar. Debemos refundar la paz y dignificar a nuestra sociedad no desde el olvido sino desde la memoria, no desde la violencia sino desde la justicia, desde la razón y la defensa de los nuestros. 

Vivir en la verdad y sensatez para una sociedad como la nuestra no es vivir en el marco de la lógica,  pero al menos podemos pensar que quizá si se puede vivir con la verdad, en transparencia, y construir una realidad diferente, donde todos quepamos y podamos desarrollarnos, vivir "echándole ganas", construyendo un camino mas sano, donde algún día entendamos que el bien común existe y es lo que nos dará respuestas. 





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