Del des aletargamiento....

En la historia del arte, muchos artistas en distinto tiempo han asegurado que el arte es transformador, que puede cambiar la vida de las personas. En varias clases con mis alumnos pequeños justo he asegurado eso mientras les muestro a Miro, el Guernica de Picasso o las multiples etapas de Magritte por ejemplo, entre muchos otros, y es que los niños entienden perfectamente que el arte, lejos de lo que el adulto promedio puede darle una exclusiva connotacion decorativa y de consumo, tiene mucho  mas trasfondo que lo que a primera vista parece declarar, es mas que materia, color y forma.

El arte a través de todas sus manifestaciones ha sido siempre una demostración de que hay miles de cosas que nos unen con personas que vivieron en otro tiempo, o que viven en el nuestro, en otros lugares y contextos. Cuando lees un libro de literatura,  o ves un buen filme por ejemplo, y te identificas con sus emociones, es palpable percibir  aquello que nos une mas fuerte que las cuestiones circunstanciales, las identidades, las creencias o ideologías. 

El arte y las demás áreas de las humanidades pueden transformar al individuo, nada mas y nada menos porque te invitan a pensar, a ver dentro y fuera de ti, a reflexionar, a ver de otra manera, amplían el panorama y eso lleva a tomar decisiones, puede transformar a la sociedad, potenciar el pensamiento critico, potencia la libertad, por eso es tan importante, son llaves trascendentales en la existencia humana. 

Enfrentamos un momento complicado. Al parecer los conceptos, las fronteras, las ideas de poder, la necesidad exorbitante de consumir y demostrar que se es alguien, que se tiene un valor, ha valido mas que las vidas humanas. La moral y la ley están condicionadas a la conveniencia.  El humanismo se considera inútil y obsoleto, pretensioso e inentendible en el tiempo no pensar, de no exigirse, de no esforzarse,  de no comprometerse, y es que estas áreas humanas, no pragmáticas y funcionales son imprescindibles para tener sociedades librepensadoras y que sin ellas las estructuras que nos permiten tener equilibrio y bienestar, el Estado y la democracia están en peligro encaminándonos a los sistemas totalitarios que conocemos a través de testimonios de ancianos o libros de historia. Las vigas se tambalean y algunas se van rompiendo y no podremos sostenerlas  sino nos urgimos dejar la zona cada vez mas incomoda del no cuestionamiento, del mirar a otro lado mientras se desploma la estructura que nos da soporte, mientras no construyamos una nueva,  mientras nos acostumbramos y normalizamos la barbarie,  el abuso y la arbitrariedad. Una democracia, desde la pequeña escala de nuestros hogares y las relaciones con otros,  implica que cada uno de nosotros aceptamos que no impondremos nuestra voluntad a la fuerza, sino establecemos pactos y negociaciones donde se respetan los acuerdos y se acepta que no siempre nos serán favorables pero si favorecen el bien común. 

El arte, las humanidades, la ciencia son áreas indispensables en una sociedad porque agitan consciencias, si soñamos con una sociedad mas sana, donde realmente exista la igualdad, donde haya una organizada distribución de la riqueza, donde no existan fosas tapiadas de muertos y perros paseando cabezas, donde la política no este plagada de crueles e insensatos saqueadores, donde no haya lugar ni en la imaginación para museos, monumentos que enaltezcan y dignifiquen al crimen organizado, donde los bienes se obtengan a base del esfuerzo del trabajo y no de las trampas, donde veamos a los demás como un otro yo, donde exista el orden y el respeto y las ideas nos pertenezcan mas allá de lo que conviene a corto plazo. Tenemos que empezar a vernos a nosotros mismos y decidir ejercitar aquello que exigimos y pretendemos que se construye por arte de magia o que proviene de un ser divino. El presente y el futuro lo construimos nosotros cada día de manera consiente. Lo que urge es preocuparnos des aletargar nuestro espíritu para darnos cuenta de lo que hemos normalizado y acatar nuestra responsabilidad mucho mas allá de la supervivencia y la capacidad de consumo.