de Palmeras...



Hay tardes en que las palmeras juegan con el viento en una paz, concordia y entendimiento, y la luz enmarca esa complicidad de movimiento hoja por hoja dotándola de decenas de tonos distintos, quizá no lo notes inicialmente pero acabaran llamando tu atención por la melodía que se genera y si te lo permites el tiempo se detiene, completamente. 

Así hay tardes que trascurren igual, con correspondencia entre lo natural, el sonido de las olas y nuestros sentidos, hasta que cae la noche y el cielo nos permite ver las estrellas que quedan colgadas hasta cerrar los ojos de cansancio. 

Hay mañanas como ahora que todo se ve tan brillante, y el buqué del atardecer y el horizonte oscuro queda como impregnado en las horas presentes, como la melodía que proviene de las palmeras. 

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