APUNTE DE LAS RELACIONES HUMANAS VIII. EN BUSCA DE UNA NUEVA ESTRUCTURA Y SUS SIGNIFICANTES.



Cada día es ineludible escapar de ver con obviedad el panorama de las múltiples crisis por las que atravesamos como sociedad moderna. Evidentemente nos hace falta restructurar nuestro esquema de pensamiento, al respecto de muchos tópicos, del machismo por ejemplo, un tema puesto hoy sobre la mesa casi del diario, o de como estamos acostumbrándonos  a establecer nuestras relaciones humanas con violencia al punto en donde tenemos un gran problema no solo estadístico sino de significantes. 
El machismo no es mas que el formato de esquema de pensamiento  con el que hemos estamos acostumbrados a funcionar,  es decir, nuestra programación. Es un diseño de roles que la sociedad (hombres y mujeres) estableció hace mucho  mucho tiempo dando respuesta a sus necesidades y  se fue adaptando en cada momento a la dinámica de cada tiempo.  

Este tiempo ha sido de transformación, basta con ver como nos vivimos hoy en día con un mundo tan asequible, cómodo y de impronta, y es con estos cambios que hemos ido buscando nuevos esquemas que se adecuen a la transformación misma, estructuras de pensamiento, de comportamiento y de valores que nos funcionen a quienes somos hoy en día y se adecuen a las necesidades y realidades que tenemos y nos proveemos.

El caso es que este staus quo no encaja del todo en nuevos paradigmas a los que nos enfrentamos, o a los que intentamos incorporar, tenemos nuevas estructuras  que desarmonizan o se enfrentan consigo mismas desencadenando el caos en el que estamos. El tener acceso a tanta información, bienes asequibles, nuestra necesidad de ser, de existir, de reafirmarnos a través de las cosas, de tener bienes y servicios para no ser excluido como paria, la individualidad diluida, el anonimato aun deseando mostrarse, todo ello se enfrenta al esquema anterior, y nos lleva a una presión donde no encontramos salidas para enfrentar toda nuestra carga, para enfrentar nuestras neurosis y frustraciones que ya no se resuelven de la forma antigua. 

Hombres y mujeres debemos por fin soltar la idea de que los roles femenino y masculino a como los conocemos hoy son lo único que existe y dejemos de perpetuar el sistema ya obsoleto o con múltiples fallas de cabida, donde no tendríamos que hablar de machismo o feminismo, sino de igualdad, de seres humanos crecidos y desarrollados, ambos. Nuestra búsqueda podría ser hacia abrirnos paso a otros formatos de relaciones humanas, afectivas, profesionales, de colaboración, etc. y destejemos de una vez por todas esta manera que se ha ido zurciendo frente a nuestra poca capacidad de resolver nuestros problemas mas básicos y pasionales a través del abuso y la violencia, unos directamente  con daño físico y otros debajo de la mesa con manipulaciones, con dobladas de mano. Debemos soltar prejuicios y ser incluyentes,  esta manera tan normalizada de usufructuar con la victimización como estrategia de manipulación y control nos denigra.

Estamos frente a un hartazgo de las consecuencias que hemos ido generando frente a nuestros problemas como individuos presa del desencanto, ante un nuevo fin de las certezas, mas que pelearnos unos a otros de manera tan irracional como nuestros recientes perfiles políticos jugando a los indios contra vaqueros, deberíamos cuestionarnos y cuestionarles que es lo que estamos haciendo, y hacia donde dirigimos nuestros esfuerzos como individuos y como sociedad en nuestro pequeño circulo con nuestros amigos, hijos, pareja, clientes, compañeros, trabajadores, jefes, etc. para en el futuro ver y vivir las consecuencias y frutos de lo que hoy construimos.  Es peligroso ir en la inercia de la desfachatez a la que nos hemos normalizado y aceptado.
Los grandes índices de violencia han crecido de la mano de los grandes problemas a los que nos enfrentamos como dinámica social por una incapacidad de asumir nuestras responsabilidades y de que a como de lugar nos tenemos que  salir con la nuestra frente de a un impulso o deseo. Donde vemos a los demás como objetos a utilizar y desechar. Donde no existe en nuestra mente el fin común sino solo el individual y estamos dispuestos a lo que sea con tal de obtener lo que se quiere. Donde no cabe el concilio y el debate, el argumento y el respeto, sino la denostación y agresión verbal como defensa, donde no priva la razón pues.

La sociedad se expresa a través del consumo, se establece como poderosa, se utiliza como reconocimiento del grupo social, se relaciona y se acepta a través de lo que consume y como consume desecha. Pero esta dinámica no nos sacia, nos deja con la misma incertidumbre del que no tiene nada, frente a lo desconocido y lo natural nos apabullamos de miedo y nos llenamos de angustia, regresando a nuestra destructiva y neurótica dinámica de relación, que mejor demostración que una pandemia que nos vino a poner un balance de resultados sobre la mesa, y aun no reaccionamos, aun seguimos pretendiendo que no pasa nada, por comodidad. 

Tenemos muchas llaves frente a nosotros, pero no saldremos de nuestros problemas, no disminuirán los índices de abuso,  violencia, no cambiaran los perfiles políticos tan devastadores, no dejaremos de fastidiar el planeta, no dejaran de haber marchas y reclamos, hasta que realmente nos procuremos los unos y los otros y nos interese el futuro de nuestros hijos. ¿Qué es lo  que cada uno estamos haciendo con los nuestros, con uno mismo?

Tenemos que regresar a la idea de que el hombre no es el medio, sino el fin. Cada uno de nosotros importa per se no porque haga algo, tenga algo,  o consuma algo, no somos un numero, una cifra de muertos o desaparecidos, de desempleo, de marginación, de locura, cada uno de nosotros es un otro tu,  que importa, que tiene una historia y esta construyendo, como las biografías que leemos y nos significan, como las fotografías que vemos y nos dejan ver como fue un tiempo.. Tenemos que romper el desinterés y promover la empatía, de vernos unos a otros como personas y como grupo protegernos, promovernos y permitirnos crecer, de otra manera seguiremos siendo devastadores de nosotros mismos. 

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