APUNTE DE LAS RELACIONES HUMANAS VII. DE LO ADECUADO.


Bien sabemos que en una sociedad el poder político, económico, religioso, etc. establece normas de comportamiento para organizar y controlar a los miembros de la misma. Estas normas determinan el actuar en cada individuo, quien acatara de manera libre y fluida para mantenerse dentro de ese orden y zona de confort y evitarse a toda costa la sensación de angustia y desamparo  que nos provoca la propia existencia, como el perro o el gato domestico que se esconde bajo la mesa creyendo que esta a salvo cuando hay una tormenta o un temblor. 

Somos entrenados desde pequeños a relacionarnos, hombres y mujeres con cada rol especifico, y esas reglas de comportamiento que permiten preservar el orden social pero que no tienen una idea de búsqueda del desarrollo del individuo, no entiende las necesidades reales de la naturaleza humana, van por la superficie y asumimos señales de alarma que nos alertan que al acercarnos a cuestionarlas, saltarlas o siquiera  imaginar otras entramos en el terreno de lo no apropiado,  de lo pervertido,  de lo no adecuado,  de lo que hay que destruir, la amenaza empieza por uno mismo, y frente a nuestra necesidad de ser aceptado escondemos facetas, desarrollamos habilidades en no mostrar quienes somos o lo que deseamos vivir, lo que persiguen nuestros pensamientos, lo que persigue nuestro espíritu. 

En las relaciones afectivas y de cercanía establecemos falsos convenios de propiedad y pertenencia, de obligatoriedad abrazados por una cultura que nos ha educado bajo principios de instituciones religiosas que, como ya he dicho anteriormente, persiguen el control y  orden social, y que con ello nos da la sensación de una no duradera tranquilidad, una fidelidad que no existe, un egoísta comportamiento receptor confundido como amor o enamoramiento violando la Individualidad que se va a auto reprimir, y que inevitablemente buscara salidas muchas veces destructivas, aniquiladoras de nuestro espíritu y de la relación misma, lamentablemente estas dinámicas enfermizas que no promueven lo mejor del ser humano son lo que consideramos muchas veces: Lo normal y quizá en muchos lo adecuado. 

En contrasentido nuestra consciencia nos aporta entender  que los límites que podemos establecer son mas flexibles y variados de los que realmente pensamos, conocemos o sabemos, que podemos establecer otras formas del como relacionarnos, nos bastaría decidir lanzarnos al mar de nuestra propia investigación, pues como en la ciencia estamos en las relaciones como aquellos hombres que temían entrar al bosque pues pensaban que había monstruos y brujas, solo que el arranque es muy arriesgado, pero posible. 

De alguna manera, sino todos, muchos de nosotros deseamos vivirnos mas allá de lo que estas normas preestablecidas nos exigen. Es mucho mas satisfactorio vivirse vivificado, de hecho nos es irresistible. 

¿Qué pasa cuando uno se decide ser quien es y mostrarse tal cual en su sociedad?

Hoy en día, como individuos contemporáneos, nos es fácil compartirnos por nuestras pantallas frases de pensadores, adornados con imágenes de paisajes espectaculares que nos ofrecen un respiro, un ansia de libertad, de esa libertad explotada por el consumo,  invitándonos a que seamos nosotros mismos, una imagen irreal que posteamos en las redes de un oasis de un ser uno mismo que es aceptado y amado pero que debe seguir limitando su comportamiento a la norma social establecida y hacer "lo adecuado", encajar en "lo normal", un ser uno mismo sin ser uno mismo, una especie de realidad alterna que creamos y nos da seguridad. El prejuicio, por ejemplo, es  justamente un regulador para que las relaciones entre seres humanos en una sociedad sean ADECUADAS. Nuestras sociedades siguen reticentes a la integración de la diversidad y la apertura de pensamiento, empezando por el poder. ¿Cuando nos permitiremos mostrarnos tal cual somos? ¿Cuando dejaremos de excluir a quien vemos diferente a quien no comprendemos su formas de vida? ¿Cuando aceptaremos que somos diversos y que hay muchísimas maneras de expresarnos afecto, cuidado, ternura, comprensión, amistad, fraternidad, amor?.. ¿Cuando podremos pensar en encontrar mejores maneras para enfrentar la frustración o resolver nuestros problemas entre unos y otros en vez de huir o disfrazarlos pretendiendo que no existen? ¿Para no sentirnos culpables que no solo sentimos afecto, atracción y deseo por una persona cuando tenemos pareja? ¿solo nos podemos relacionar en pareja o estar solos?... ¿Cuando tendrá mas valor el espíritu humano de las etiquetas y estereotipos?.. ¿que tanto aceptamos? ¿que tan abiertos somos?¿que tanto estamos dispuestos a mostrar de uno mismo?...  Nuestras sociedades cada vez mas reticentes al contacto humano real y mas incitadores de lo virtual, promotores del individualismo y el encriptamiento personal,  mas neuróticas y ansiosas llenas de placebos para comprar y saciar los huecos internos, podrían cambiar dando un giro y promover el desarrollo del individuo, la apertura, la inclusión, por ilusorio que suene.. 

Al menos creo que podríamos ir generando mejores relaciones si nos permitimos ver un poco mas a profundidad en nosotros mismos y en los demás, ver mas allá que la foto de perfil pues, y los likes, y del utilizarnos los unos a los otros,  escuchar, ver, valorarnos por lo que realmente somos y promover las relaciones hacia lo constructivo, seríamos quizá  sociedades mas objetivas, sensatas, menos conflictuadas, mas saludables,con problemas menores, quizá. 





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