... No fue Penelope..

Se quedo esperándole con el cigarro en la mano. Pasó tanto tiempo que para cuando volvió, si es que volvió algún día, había decidido dejar de fumar...

La última entrevista fue triste, ella se entregó sobre la mesa con todo y espíritu...  y una taza de café, le invitó a nadar al mar, a descubrir océanos, esperaba lo imposible. Él deseaba que no lo pidiera, con simpleza respondió que no tenía nada que hacer en el mar, que no le gustaba el agua, y la dejo irse...

Cuando volvió algún día deseando verla, ella no recordaba su rostro, ya no le importaba su aspecto, podría haber sido cualquiera, seguramente lo fue... solo le importaba el recuerdo de su propio aroma, de su propio impulso, de su intención de creer... un recuerdo que ya ni siquiera sabía si había ocurrido o era parte de los manchones de su existencia...