Deseos nocturnos...

Estamos parados sobre un terreno quebradizo y seco. No solo las cifras de los diarios son aterradoras y apabullantes en materia de seguridad, economía,  salud, relaciones personales, etc., sino que pareciese que estamos en realidades diferentes apenas nos cambiamos de un paso a otro, y pasamos de lo alarmante al "aquí no pasa nada". Y en este gris y extraño panorama van transcurriendo nuestras vidas, no es solo la pandemia o el desastre político y social que se ha convertido en un bizarro show entre reality y vomitivo, una porqueriza... Lo catastrófico, me parece, es que el fin de la enseñanza de lograr la areté griega, esa capacitación para pensar, hablar y obrar, para conseguir la excelencia política y como ciudadano, esa idea pues de perseguir un ideal de ser humano que nos conduzca a tener una vida digna y plena no aparece ni por asomo en la vida del hombre contemporáneo, o esta muy menospreciada. Hemos normalizado la insensatez, el cinismo, la falta de respeto y es que al ser normal, pues no se ve tan mal, o se justifica de alguna manera en un "no es para tanto"... o un "si todos lo hacen no ha de ser tan malo"... ¿Qué ha pasado con nuestra capacidad de pensar, de analizar de cuestionar las cosas?, Eso cada vez es peor visto y los conceptos se deforman como la visión de un adicto al opio o cualquier enervante. La crítica razonada es motivo de persecución, exclusión y aniquilamiento a la vez que se canta que existe la libertad de expresión, como existe la libertad en sí, o la igualdad, o demás conceptos que adquieren significado de acuerdo a la necesidad de cada individuo, egoísta y ensimismado que justifica sus medios cuales quiera que sean con tal de lograr sus fines, que no son hoy por hoy mas que una superflua vanidad pura y ambición de poder. 

Ni que decir de la democracia, que ya en sí la pobre da pena, tendríamos que poner mucho esfuerzo como sociedades para rescatarla, y espero que así sea algún día,  pero mas allá de esta parte de la realidad que compartimos negra y compleja, que existe, es real, seguimos conservando nuestra capacidad racional, nuestra aptitud de pensar y reflexionar, nuestra necesidad de escuchar y ser escuchado, de resolver esos conflictos que suceden en nuestro día a día, de la flor de esperanza del Guernica, del sueño del hombre despierto, del amor que nos mueve,  de que la estupidez pase de moda y entonces el ser humano voltee de nuevo a echarle aunque sea un vistazo  a hacer una época  del pensamiento, del querer conocerse a sí mismo, del bien del alma y del bien común, de la verdad y no del falso panfleto de un todo esta bien ...  Sigamos buscando dar lo mejor de uno, sigamos cuestionando y persiguiendo un ideal que nos dignifique y nos invite siempre a ser plenos, a cultivar nuestro areté con nuevo nombre, uno actual...



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