la visita de Penélope

Una mañana de no hace mucho llego Penélope. Cargaba rosas, margaritas, tulipanes, flores de ciruelo, injertos de cactus, hojas…

… todas muertas.

Cada flor, cada tallo, cada pétalo colgaba finado de sus enredados y largos cabellos, de su apretado bolso lleno de accesorios, de su vestido monocromo. Llego así sin llamar a la puerta. Su mirada gritaba que aún había esperanza. Dos palabras y sus ojos se pusieron vidriosos mientras sus labios se apretaban fuertes para contenerse y no dejar que su alma se escurriera como cascada frente a nosotros desconocidos.  

Llego Penélope en día nublado a intercambiar sus flores por nuevas, desesperada buscando promesas en el dibujo o la pintura, o en la pasta, o en qué más da..  dejando a su paso nubes humo que mi cuerpo estremecido se dejo tomar...