terapia intensiva

Si hubieramos sabido todo lo que iba a pasar hubieramos tomado otras desiciones, sin embargo, aqui estamos, frente a un barco en terapia intensiva, solos, completamente solos en una sala de espera vacía, contemplando como muere el aparato que en otro momento estuvo lleno de vida y potencia. No hay palabras de aliento, no hay palmadas de hombro, no hay quien ofrezca un café que apacigüe el frio que se siente y nos reconforte. No hay esperanza, pues aunque aun no acaba sabemos que lo hará. No hay miedo, no hay nostalgia, solo el agobio de estar cargando este bulto, esta pena que en el fondo sabemos que se irá apenas muera. Así quedamos, esperando.

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