Monólogo interior...



No importa si es de pie o sentado contemplar el horizonte, ahí de noche en la obscuridad de una playa solitaria que con calma y sosiego se deja ser a todo volumen en la música que producen las olas mientras se desvanecen arrastrando la espuma iluminada por la luna a la orilla del océano.

No importa si el horizonte esta en un plató o solo en nuestro pensamiento, en los bastidores vacíos, en las hojas blancas seguimos escribiendo nuestros sentimientos como si nadie nos viera, o ¿es que alguien nos ve? ¿en esta intimidad? ¿es posible?.

 

¿A donde vamos con todo esto?¿Porque estamos aquí?

No hay ruido, ni llanto, ni gritos que alejen a la soledad presente en la existencia...

¿Qué más feliz se puede ser al borde del océano o del desierto, o del bosque o la selva, o de una piscina, abrazando las olas o las palmeras, o los robles o los cactus? Podemos despertar cuando queramos y volver a sentirnos vivos una y otra vez.

Aquí estamos cada día viviendo de sueños que se amarran con pinzas en la incertidumbre, la ilusión, el temor, el amor o el deseo. Tenemos tanto que hacer en vida todavía antes de que todo esto acabe y nuestro tiempo por la tierra llegue a su fin. ¿Que más dibujaremos en nuestros paneles blancos? ¿Que más escribiremos en nuestras historias? ¿Cuantos diarios más guardaremos debajo de la almohada?, ¿Cuantas fotografías atesoraremos como testigos del tiempo y de nuestros afectos, para constatar que lo vivido fue real?..  ¿Que tantas cartas y memorias dejaremos escritas desde el sofá, desde la cocina, desde esta misma mesa o en la habitación?

Desde el interior, desde lo más intimo...

¿Para quien?, ¿quién las vera? cuando?... 


.. en lo humano yace nuestra existencia, en nuestra conciencia, con nuestro amigo montañas.. 

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