tarde de enero


Vivo en una especie de santuario, muy cerquita del mar donde pareciera no hay horizonte pues de repente se confunde el azul del cielo con el del mar, y todo se ve simplemente azul… y una que otra nube.
Vivo en una casa pequeña, de corta estancia y pocos muebles, pero muchos cuadros enmarcados todos igual, pegatinas, dibujos y palabras escritas en los muros.
Vivo con un arlequín, un saltimbanqui y un pintor o escultor que brilla como el sol y canta casi todo el día como el saltamontes, y a veces arde un poco o encendida me deja tejiendo pensamientos, pero sin su calor no soy capaz de estar, me ha robado el alma y el corazón con su música ya desde hace mucho tiempo, y no me lo ha regresado,  ni quiero que lo haga. 
Vivir aquí es vivir viendo un espectáculo, donde a veces hasta yo traigo puesto un rol. Ante mis ojos tengo esplendidas visiones y sigo hasta hoy soñando más de día que de noche, me parece inevitable, tampoco sé hacer mucho más, por eso mi afán de crear, de mover mis manos y mi cabeza. A estas alturas ya no me entiendo en otra parte, aun la tierra fuese otra, o la estancia fuese mayor. Pero bien despierta y desde la cima de un peñasco del tipo de Tapia de Casariego, veo el panorama completísimo de frente al mar. En esta cama duermo tranquila. 

Comentarios

eduardourbiolaituarte ha dicho que…
azul...

....solamente azul.

es así la temática de estos tres últimos años.
y mientras tu sigues morenita, es el azul que nos emppa lo que te enmarca
y te embellece aún mas.
sigamos pues entonces contemplando.!

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