Monólogo interior...
No importa si es de pie o sentado contemplar el horizonte, ahí de noche en la obscuridad de una playa solitaria que con calma y sosiego se deja ser a todo volumen en la música que producen las olas mientras se desvanecen arrastrando la espuma iluminada por la luna a la orilla del océano. No importa si el horizonte esta en un plató o solo en nuestro pensamiento, en los bastidores vacíos, en las hojas blancas seguimos escribiendo nuestros sentimientos como si nadie nos viera, o ¿es que alguien nos ve? ¿en esta intimidad? ¿es posible?. ¿A donde vamos con todo esto?¿Porque estamos aquí? No hay ruido, ni llanto, ni gritos que alejen a la soledad presente en la existencia... ¿Qué más feliz se puede ser al borde del océano o del desierto, o del bosque o la selva, o de una piscina, abrazando las olas o las palmeras, o los robles o los cactus? Podemos despertar cuando queramos y volver a sentirnos vivos una y otra vez. Aquí estamos cada día viviendo de sueños que se amarran con pinzas en la i