Tras establecer una formal y ordenada dinámica en el pueblo, vida familiar y taller, vuelvo a dar tiempo y espacio a mi turbulenta mente, a verme a mi misma a través del discurso en el que había trabajado en la última temporada en el semidesierto y que entre el ir y venir, montar y organizar no había aquietado mi espíritu alborotado de emoción. He estado meditando mi discurso mientras me he puesto a producir otras cosas, muy con el nervío de reiniciar en frio y no tener un que decir. Verme nuevamente a través de mis proyectos me ha reconcentrado hacia la dirección a la que iba, lo que me deja en ese sentido tranquila, pero muy inquieta de querer trabajar mas rapido y con mayor intensidad. Entretanto cada tarde que pasamos en la playa o en el mar, pienso y veo a mi alredor, y me gratifica sentir que estoy en paz, eso es la mejor parte.
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