Del espíritu humano -divagaciones de noche-
Hay veces que uno pretende darle el mejor resultado a una pieza,
hay un algo dentro que te grita que pares que has llegado al final, pero otro impulso
te hace seguir buscando mas hasta que lo estropeas… entonces decimos que te has
egolosinado… En la vida sucede algo
parecido, y a veces mas vale escuchar esa vocecilla interior que te hace dejar
de pensar y solo vivir, en gerundio…
Seguir escribiendo nuestras historias a ver a donde nos
llevan, sin buscar el resultado perfecto, pero si haciendo todo para cuidar lo
que se va construyendo con la pluma..
Las noches estrelladas en la playa son una maravilla, mas
cuando se lleva un poco de vino, aun este no se haya abierto, pero el techo
estrellado y oscuro parece que observa como vamos jugamos y compartimos vida, de
una manera que pocas veces se da, sin conexiones, ni connotaciones especiales, sin nada mas que el tiempo presente que marca
la noche y la curiosidad, como niños jugando en el parque mientras nos llaman
los padres para volver a casa…
Aquella tarde de sábado la playa se vistió de naranja
mientras paseaba con mis saltimbanquis, y los colores florecían como en la
primavera, los bañistas relucían al estilo Sorolla mientras la arena brillaba
como oro empezando a refrescarse..
Y es que lo que arrebata no es mas que nuestro propio
espíritu latente, ya sea cuando alguien te lo entrega o simplemente lo ves.
Así son los días de este lugar y sobre esta mesa donde
escribo antes de irme a la cama después de una noche de trabajo de un estudio
de dibujo y mariposas amarillas..
El mundo sorprende con su gracia cuando uno lo permite...
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