Lluvia entre sombras.


Cae la lluvia de nuevo, han sido ya bastantes noches. La escucho, caen mis pensamientos como barras de acero acumulados durante todos estos días de día.
Con mi razón apenas puesta en la punta de los dedos y entre sombras aparecen adoloridos cantos de libertad, de molestia, de caries anímica.

Con desamparo volteo a aquellos que han creído que la libertad es hacer lo que uno quiera caprichosamente sin importar a quien y como afecta, sin empatía, sin civilidad, sin cuidado. Ser libre es comprometerse y responsabilizarse con lo que acontece, no por una causa o una ideología, sino por la propia condición humana. Es un compromiso con lo que elegimos y queremos, una responsabilidad sobre lo que somos o deseamos ser. No es actuando por pulsiones irracionales y desmedidas disfrazadas.

Se teme tanto a ser uno mismo y se buscan mil escapes a enfrentarse, evadimos asumir el esfuerzo, no se quiere asumir el ser la causa de ello. Se busca justificar a toda costa con prejuicios, habladurías, denostaciones excusas que no podemos ser libres y que lo que somos o hacemos depende de la naturaleza, la magia, dioses o de un mecanismo que responde a una cierta utilidad, contra la que no se puede hacer nada.

Se teme tanto asumir la responsabilidad del porqué de nuestra existencia, se quiere ver en los éxitos y en los fracasos engañosas formas de salvación: el trabajo, la maternidad, matrimonio, el éxito social o en los negocios, el poder adquisitivo.
La libertad, la apertura, el desarrollo humano, inquieta no porque hable de desesperación sino porque exige una tensión constante. Ocultamos nuestra condición humana con prejuicios y clichés y la hacemos manejable, interesada, mecánica y cómoda, sobre todo, así no hay nada que asumir, libertad que elegir o nada a lo que enfrentarse, de alguna manera está todo ya hecho y dicho sobre el escenario y basta con que nos comportemos limitados a ella, o más bien nos resignemos a jugar el rol que nos corresponde sin moral alguna, que están llenos de interés pero vacíos de humanidad.  

¿Cómo ser humano así?

Cae la lluvia aun fuerte y se escuchan los truenos, en medio de destruidas cosas y pétalos marchitos en el florero, absorta en este silencio funerario y el ventilador.


Estoy convencida que asumir y superar las propias angustias depende de cada uno en soledad desde la juventud hasta la avanzada edad, solo así se puede crecer, se puede elegir quien se decide ser, solo así puede uno abrirse, aportar y construir en un mundo de cerrazón, temor y amargura. Solo así podemos relacionarnos como humanos, como sociedades desarrolladas, como individuos y valorarnos los unos a los otros.

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